jueves, 26 de febrero de 2015

Historia de la Afasia

Actualmente, el estudio de la afasia es tan importante que hay investigadores que la consideran una rama independiente de la neuropsicología, llamada Afasiología.
Su historia se remonta  varios siglos atrás y se puede dividir en tres criterios:
a)      Evidencias sobre la existencia de la afasia
b)      Señalamiento de los posibles mecanismos que subyacen a la afasia
c)       Señalamiento sobre la localización del lenguaje en el cerebro
Primeras evidencias sobre la existencia de la afasia
Éstas se remontan a papiros pertenecientes a cirujanos Egipcios del 2800 A.C. Donde su mayor interés residía en localizar el lado del cuerpo afectado. Este tipo de evidencias también las encontramos en escritos de autores griegos, pues es ellos se describen alteraciones relacionadas con el lenguaje y en muchas ocasiones su conexión con distintas patologías como hemiparesia. En ambos casos, las descripciones eran pobres y confusas.
Descripciones con mayor riqueza descriptiva no llegarían hasta años después cuando en 1481 y 1673 por A. Guanerius y J. Schmidt, quienes observaron pacientes con síntomas como no recordar el nombre de personas conocidas, alexia (podía escribir pero no era capaz de leer) etc. Y como estos, años posteriores, distintos personajes observaron distintos cuadros clínicos donde el lenguaje estaba afectado.
Al comienzo del s.XIX aumentaron la cantidad de menciones a este tipo de alteraciones relacionadas con el lenguaje, iniciándose un estudio sistemático que llevaría al nacimiento de la neuropsicología moderna.
Hacía los mecanismos que subyacen en la afasia
Las explicaciones de las causas de la afasia han ido variando a lo largo del tiempo en base al desarrollo de la época y de las ideas de los autores.
Hay dos nociones básicas sobre la causa subyacente a este problema:
1.       Alteraciones del lenguaje asociadas a la memoria para las palabras (apoyada por la mayoría de autores como Von Grafenberg, Howard y Hatfield, Critcheley etc).
2.       Alteraciones del lenguaje asociados a parálisis en la lengua.
En 1960 Benton y Joynt resumieron el trabajo de J. Gesner. Éste, 200 años antes, contrariamente a lo que se pensaba en su época, contribuyó las alteraciones del lenguaje a un defecto derivado de la imposibilidad para asociar las imágenes o ideas abstractas con sus correspondientes símbolos verbales. Gracias a esta idea se pudo diferenciar entre afasia, alteraciones del pensamiento o conceptuales y las alteraciones en la producción del lenguaje, adelantándose a la postura asociacionista predominante en el s. XIX.
Hacia la localización de la afasia
Paul Broca
La localización de las funciones en el cerebro ha sido un tema estrechamente ligado a la historia de las afasias.
Durante el s. IV antes de nuestra era, se consideraban los ventrículos cerebrales como la base de las funciones psicológicas, siendo el ventrículo anterior el encargado de la percepción e imaginación y el medio y posterior del pensamiento y memoria. En general, se veía todo como una unidad de las funciones psicológicas y al cerebro como sustrato material.
No fue hasta el finales del s. XVIII cuando clínicos y anatomistas se interesaron en localizar las diferentes capacidades. El anatomista Alemán L.A. Meyer en 1779 fue el primero en situar las capacidades psicológicas como entes diferenciados y no como una unidad. Así,  apuntó el funcionamiento de las funciones psicológicas en el trabajo del cuerpo calloso y cerebelo, mientras que cada función individual tenía su localización: la memoria en la corteza cerebral, la imaginación y pensamiento en la sustancia blanca y la voluntad y la percepción en los sectores basales del cerebro.
Centrándonos en las funciones del lenguaje, se comenzaron a relacionar sus alteraciones con lesiones en el hemisferio izquierdo. A principios del s. XIX, F. Gall intenta representar la corteza cerebral con creencias de capacidades aisladas, señalando que la capacidad del lenguaje se encontraba en la parte frontal del cerebro. Además, asentó la base de la frenología al asociar rasgos físicos con funciones psicológicas. Estas ideas se impulsaron posteriormente con otros autores como Luria, J. Bouillaud o M. Dax.
A lo largo de los trabajos relacionados con la búsqueda de asociaciones directas entre funciones y estructuras, se consiguió  consolidar en 1861 los trabajos de P. Broca, k. Wernicke y L. Lichetheim entre otros.


P. Broca describió a un paciente con imposibilidad de hablar con una lesión en el tercio posterior de la circunvolución frontal, llamada actualmente área de Broca, asociada a trastornos en la producción. Mientras, K. Wernicke observó afectaciones en el lenguaje en lesiones del tercio posterior de la circunvalación temporal superior, está área llamada área de Wernicke se asocia a problemas en la comprensión cuando se ve afectada. Si se lesionan las fibras que unen ambas áreas también se dan problemas en el lenguaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario